Por: Linda
Estamos inmersos en un mundo en constante avance. Pero más allá del desarrollo tecnológico y la innovación en aparatos e industrias, el ser humano ha evolucionado en sus pensamientos y las maneras en que interactúa, visualiza, respeta y da un valor a la gran diversidad de comunidades que tiene nuestra sociedad.
Por supuesto, aún queda muchísimo trabajo y mentes que concientizar. Aún, hay unos que aplastan los argumentos de otros, evidenciando su color, raza, género, gustos y hasta posición social. En algún momento el filósofo estadounidense Ralph W. Emerson citó “la diferencia entre paisaje y paisaje es poca, pero hay una gran diferencia entre los que lo miran”.
La actualidad y el mundo nos deja una enseñanza trascendental por estos tiempos. El fenómeno del Covid-19 nos sugirió a todos, que somos iguales y no distinguió en ninguna de estas particularidades para acechar con su complejo actuar. No le importó ninguna diferencia en ningún aspecto y nos trató a todos como lo que somos en esencia: seres humanos. Aquel concepto tan simple nos lo recordó, de paso nos sensibilizó y hasta, quizás, debilitó nuestro ego como raza.
En algún momento el filósofo estadounidense Ralph W. Emerson citó “la diferencia entre paisaje y paisaje es poca, pero hay una gran diferencia entre los que lo miran”.
Así que hoy aplaudo por las diferencias, que finalmente nos hacen únicos; aplaudo el respecto y la tolerancia por la diversidad social y cultural; aplaudo una humanidad tan única y diferente a la vez…